Queremos que conozcas mejor a los fundadores de Ociohogar a través de sus casas modernas. Hoy es el turno de Mayte que confiesa tener la misma ilusión por la decoración que cuando finalizó la carrera y empezó a trabajar, sobre todo desde que se lanzó a este proyecto.

Tras muchos años de descubrimiento, de reinventarse y de tener nuevas experiencias, cada día es diferente y nada deja de sorprenderle. A Mayte le apasiona la arquitectura en su doble vertiente; una utópica sensorial y el rigor y la seriedad más racionalistas. Su pasión por la arquitectura trasciende su trabajo y está presente en la conversación aunque no hable de ella. Ese sustrato bien aposentado se refleja en su vivienda, un espacio orientado al sur con la luz como protagonista espacial.

Muebles de diseño
Salón-comedor con ventanal

“La casa es un organismo vivo y como tal evoluciona” Esta es una de las ideas más importantes que ha descubierto en todos estos años.  Hace 10 años que se trasladó a esta vivienda con su familia, cuando acababa de nacer su primer hijo, y ahora la casa se ha adaptado a otras necesidades.

El hogar

«En mi luna de miel recorrí la zona norte de Europa pero, sobre todo, Finlandia y allí encontré este tipo de construcciones: pequeñas unidades con cuatro, cinco o seis viviendas agrupadas con cierta individualidad y en continuo contacto con la naturaleza» dice.

“Al volver sabía que quería hacer todo lo posible por vivir en un sitio parecido” nos comenta. En cuanto pudo, realizó su sueño y se mudó a un edificio plurifamiliar orientado a sur, rodeado de árboles y, si no fuera porque en Madrid no hay, le hubiera encantado que tuviera vistas al mar.

Pero las casas también se construyen a la medida del lugar, del emplazamiento y de la luz. “Esta casa es un espacio único continuo que puedes compartimentar con biombos, correderas, paneles.., al puro estilo loft y que acoge en cada sitio la mejor luz. La cocina, por ejemplo, recibe la de la mañana que disfrutamos en el desayuno y en mi despacho la luz de tarde se filtra a través de los pinos».

Cocinas
Office para comidas informales

«Siempre he creído que la casa familiar es una de las principales creaciones que puede hacer un arquitecto. La casa es un centro de experimentación y lo primero en lo que pensaron grandes arquitectos como Le Corbusier o Lloyd Wright cuando diseñaron la Villa Saboya o la Fallingwater” comenta. “Lo que me gusta es que en la relación entre habitante y casa no hay intermediarios y por eso se crea un espacio íntimo y diferente para cada una de las personas, esto es extraordinariamente atractivo»

Su vivienda es un piso peculiar, tiene las ventajas de una unifamiliar sin serlo: «Nunca he querido hacerme una casa” nos dice. Prefiere vivir en un espacio donde pueda dejar su sello personal pero en el que otros intervienen, como los vecinos, por ejemplo. Pero luego viene la decoración. «El ejercicio de decorar es para mí una actividad interna e intelectual. Primero porque harías lo que has aprendido a hacer, pero tratas de hacer lo que no sabes y esto genera una cierta tensión ante el papel en blanco o, en este caso, ante una habitación vacía. Al final, hay que ponerse en el filo de la navaja, jugártela y asumir un riesgo”

En este piso amplio y cómodo abunda el buen diseño. «Los objetos que te van a acompañar en tu vida cotidiana es necesario que tengan cierta neutralidad, que no adquieran protagonismo. Los muebles han de servirte funcionalmente. Estamos en un momento estupendo para el diseño de muebles donde destacan diseñadores como Teresa Sapey, Gonzalo de Salas o Karim Rashid. Me gusta la mesa del comedor Eliot de Cattelan Italia, los sillones de Allure de Pedrali o la cama Giotto de Bonaldo”. En su casa vemos también lámparas de Lzf y espejos de Sovet. «Pero una de las cosas que más me interesa en una casa son los cuadros y, antes, las alfombras porque representaban viajes y tienen una historia: Marruecos, Turquía, La India… El arte puede tener vida propia y es otro habitante de la casa».

La arquitectura y el diseño de interiores: hoy y el futuro

Un buen amigo de Mayte afirma que la experiencia es un lastre, una mochila cargada de piedras: «Lo que uno debe hacer es que este peso no suponga una condición en los inicios de cada proyecto. El reto es jugársela cada vez, partir de cero y que la experiencia haga su trabajo».  Esta forma de ver la vida, entusiasta ante la asunción de retos es, probablemente, lo que la ha llevado a no tirar nunca la toalla.

“El trabajo del arquitecto es más intelectual que de guerrilla: «Se aprende que la táctica es más importante que la estrategia, y se valora la capacidad del arquitecto como médium para intermediar entre los diferentes operadores».

Lámparas de diseño
Pod de Lzf

En su casa, Mayte tiene una extensa biblioteca sobre el tema pero afirma no comprar ya libros de arquitectura porque prefiere conocer las obras in situ, y así tiene la oportunidad de viajar, aunque, según Mayte, estos últimos años no han sido brillantes. Todos estos símbolos que han ido apareciendo por el mundo no me interesan mucho. Creo que la arquitectura debe tener un valor simbólico siempre y cuando tenga un componente social, una raíz con el entorno, una razón constructiva, la que sea, en definitiva, un significado».

Y todo esto sin olvidar que la ciudad es el lugar donde se sitúan muchos hogares, hogares que van a ser decorados con una infinidad de estilos y temas, todos ellos válidos porque responden a las individualidades de cada uno de sus habitantes.

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